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  • Foto del escritorFrancisco Marín

50 años sin Ettore Bastianini


Hace 50 años fallecía el barítono italiano Ettore Bastianini (Siena, 24 de septiembre 1922 – Sirmione, 25 de enero 1967). Uno de los artistas más dotados de su generación y de la historia del canto.

Había debutado en la cuerda de bajo el año 1945 en Ravenna con el rol de Colline en La Bohème de G. Puccini. Cantó en ese registro durante 8 años realizando un digna carrera que lo veía protagonista en los teatros de Italia.

En 1952 debuta -ahora- como barítono y en pocos años se impone en los principales teatros del mundo impresionando por su voz oscura, timbre y espesor vocal, que lo hacían un perfecto intérprete de las óperas de Verdi. En una de las épocas de oro de la ópera compartió escena con figuras como Maria Callas, Alfredo Kraus, Franco Corelli, Cesare Siepi, Renata Scotto y un largo etcétera. Querido y admirado por directores de orquesta como Herbert von Karajan que lo dirigió en un gran Don Carlo de Verdi en Salzburgo y del que existe la grabación.

A principios de los años 60, se le descubre un cáncer a la faringe que lo lleva a alejarse algunos meses de los escenarios, sin que los medios y el público supieran la razón. No se imaginaba una vida sin poder cantar, una vida así era mejor no vivirla. No quiso contarle de sus padecimientos prácticamente a nadie. Su madre había muerto hacía muy poco, su padre no lo conoció y había decidido terminar con su amada novia Manuela, sin decirle que su enfermedad era la verdadera razón de la ruptura.

La terapia que incluía quimioterapia no hizo menguar su amor por la música, pero la voz se resentía y el público lo hacía notar. El 10 de Abril de 1962, fue abucheado en la Scala de Milán luego de un Rigoletto.

En 1965, sin que él ni el público lo sepa, comienza a despedirse de los escenarios líricos. El último año de vida lo pasa en soledad, la que viene interrumpida por alguna aparición pública y la visita de sus amigos y colegas.

Fallece un 25 de Enero de 1967 en Sirmione, rivera de lago de Garda, donde buscaba cura a sus males. La casualidad quiso que en los últimos suspiros estuviera acompañado solamente de la ex novia Manuela (ahora ya casada con otro hombre) que tanto había querido y que en cinco años no había vuelto a ver.


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